Me fascinàs. Enseguida vi que habías vivido mucho. Vivido por fuera, me refiero. Yo viví poco, pero mucho por dentro. Ahora realmente me doy cuenta de todo lo que viviste, lo que podría llamarse demasiado, o demasiado rápido, o incluso un suicidio progresivo y a toda prisa. Y, mientras te escucho, una pequeña parte de mí me golpea en la cabeza diciéndome: “Con que habías vivido mucho, eh? Estúpida, nunca vuelvas a lamentarte o a pensar que viviste con problemas. Ni siquiera que viviste”.
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