domingo, 2 de mayo de 2010

Vos, entre todos los milagros, existìs. Jamás voy a olvidar que a fuerza de tus puños y mis lágrimas, te convertiste en parte de mi historia. La misma que hoy me dice que aprendì a amar un poco mejor. Así es como marcaste las páginas de mi vida. Invariable y rotundo. Bello y sublime. Sé que somos muchos quienes sentimos mucho por vos. La palabra que acariciaste tan bien, hoy se me hace inaprensible.

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