lunes, 5 de octubre de 2009


No soy perfecta. Y sé que lo sabès. Soy quisquillosa, rebuscada, un poquito autosuficiente y además, de vez en cuando, me da por comportarme como una nenita malcriada. Por no hablar de mi capacidad de hablar las cosas cuando ya no deberían ser habladas. Vos querès zanjar el tema, querès olvidarte de mí, querès no seguir escuchándome (apuesto lo que quieras) Y yo, ahora, me atrinchero en tu portal, me cuelo en tus sueños y te atosigo a mensajes que sé que no vas a contestar. Porque soy así. Insufrible, insoportable, insegura. Y lo quiero todo, todo y todo (y cuando yo quiera, no cuando vos me lo des) Pero sé cosas que vos no sabès. Como por ejemplo que empezabas a quererme cuando yo ni siquiera pensaba en vos. Y sé que no debí hablarte de él después de cada abrazo que nos dábamos. Que no debí hacerte daño (queriendo pero sin querer). Sé que me merezco que ahora vos no quieras. Sé que tenès miedo. Sé que estuviste confundido y yo pude ayudarte y no lo hice (y por lo visto ya no lo voy a hacer) También sé, por supuesto, que no va con vos esto de dar otra oportunidad. Pero bueno, te quiero. Te quiero por cada sonrisa que me robaste mientras él sólo me hacía llorar. Te quiero por haber estado ahí. Te quiero porque te fuiste y fue entonces cuando me do cuenta de lo mucho que te extraño. Y eso no va a cambiar. Al menos ya lo sabès, ¿no?